Si hay una salsa que abraza la tradición y despierta los sentidos, ese es el mole. Esta versión casera que te comparto es rica, profunda y perfecta para compartir en familia. Con una mezcla equilibrada de chiles, frutos secos, chocolate de mesa y especias, lograrás un mole con carácter: ni demasiado dulce, ni demasiado picoso, solo perfecto. ¿Listo para cocinar y llenar la casa de aromas irresistibles?
Por qué te encantará esta receta
- Auténtica y casera: combina los ingredientes clásicos del mole tradicional para obtener un sabor profundo y complejo.
- Balanceada: los chiles mulatos, pasilla y ancho aportan perfume y cuerpo; las almendras, el ajonjolí y las pasas dan textura y dulzor natural; el chocolate da el toque final de redondez.
- Versátil: queda increíble con pollo, res o incluso como salsa para enchiladas.
- Perfecta para invitados: es una receta con presencia —hacer mole en casa demuestra cariño y destreza culinaria.
- Satisfacción total: cocinarlo es un ritual delicioso: tostar, remojar, licuar y cocinar a fuego lento. Cada paso suma sabores.
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Ingredientes
- 10 chiles mulatos
- 10 chiles pasilla
- 10 chiles anchos
- 100 g (aprox.) de almendras
- 1 taza de pasas
- 1 taza de ajonjolí
- 4 tortillas (en trozos)
- 4 rebanadas de pan (puede ser bolillo)
- 1 plátano macho en rodajas
- 1 barra de chocolate de mesa (aprox. 90-100 g)
- 1 cucharada de canela
- 1 cucharadita de clavos de olor
- 1 cucharadita de comino
- 1 cucharadita de pimienta negra
- 2 cebollas picadas
- 4 dientes de ajo
- 200 g de tomates picados
- 1/2 taza de manteca de cerdo (puedes sustituir por aceite vegetal)
- Sal al gusto
- Caldo de pollo (suficiente para diluir la mezcla y cocinar)
Tip: mide los ingredientes secos y ten listos el caldo caliente para ajustar la textura al final.
Instrucciones
Sigue estos pasos con calma: el secreto del mole está en la paciencia.
- Preparar y tostar los chiles
- Quita semillas y venas de los chiles (si los quieres menos picantes).
- En una sartén seca a fuego medio, tuesta ligeramente los chiles hasta que suelten aroma (no los quemes). Retíralos y colócalos en un recipiente.
- Cubre con agua caliente y deja remojar hasta que estén suaves, aproximadamente 20–30 minutos. Reserva un poco del agua de remojo.
- Tostar los ingredientes secos y el pan
- En la misma sartén, tuesta las almendras hasta que estén doradas.
- Tuesta el ajonjolí cuidando que no se queme (se quema rápido).
- Tuesta las tortillas en trozos, las rebanadas de pan y las rodajas de plátano macho hasta que estén doradas y crujientes por fuera.
- Reserva todo en un plato.
- Saltear cebolla, ajo y tomates
- En una sartén con un poco de manteca o aceite, sofríe la cebolla hasta que esté translúcida. Añade el ajo y cocina un minuto más.
- Incorpora los tomates picados y cocina hasta que estén suaves y concentrados. Retira del fuego.
- Licuar
- En la licuadora, primero muele los chiles remojados con un poco del agua de remojo hasta obtener una pasta sin grumos.
- Agrega las almendras, pasas, ajonjolí, tortillas, pan, plátano, el chocolate de mesa, canela, clavos, comino, pimienta, la mezcla de cebolla, ajo y tomates.
- Licúa en tandas hasta obtener una mezcla homogénea y espesa. Si la licuadora se atasca, agrega caldo caliente poco a poco (no demasiado).
- Cocinar el mole
- En una olla grande, calienta la manteca de cerdo. Vierte la mezcla licuada con cuidado.
- Cocina a fuego medio-bajo, removiendo constantemente para que no se pegue.
- Añade caldo de pollo poco a poco hasta alcanzar la consistencia de una salsa suave pero densa.
- Cocina a fuego lento entre 2 y 3 horas, removiendo ocasionalmente. El reposo largo permite que los sabores se integren y suavicen. Ajusta de sal al final.
- Servir
- Sirve caliente sobre pollo deshebrado o piezas de res estofada. Acompaña con arroz rojo y tortillas de maíz calientes.
Consejos para servir y almacenar
- Servir: calienta el plato y la salsa por separado. Coloca la carne en el plato y baña con el mole justo antes de llevar a la mesa para mantener textura y brillo.
- Acompañamientos: arroz rojo, frijoles, plátanos fritos y tortillas de maíz. Un toque de semillas de ajonjolí tostadas encima resalta la presentación.
- Almacenamiento: el mole se conserva muy bien en el refrigerador hasta 5–7 días en un recipiente hermético.
- Congelación: puedes congelarlo por hasta 3 meses; deja enfriar totalmente, divide en porciones y congela. Descongela en refrigerador y calienta lentamente con un poco de caldo.
- Recalentado: añade un chorrito de caldo al recalentar para devolver cremosidad y brillo.
Notas útiles
- Controla el picante: quitar venas y semillas reduce el calor. Si te gustan los sabores intensos, deja algunas semillas.
- Chocolate: el chocolate de mesa aporta textura y dulzor; no uses chocolate para repostería con alto % cacao sin azúcar.
- Sustituciones: si no tienes manteca de cerdo, usa aceite vegetal o una mezcla con mantequilla para un sabor más ligero.
- Textura: si la salsa queda muy espesa, agrega caldo caliente. Si está muy líquida, cocina más tiempo a fuego bajo hasta espesar.
- Tiempo: la paciencia se recompensa: cocinar lentamente durante horas desarrolla el carácter del mole.
- Procesos alternos: si la licuadora no puede con todo, pasa la mezcla por un colador fino o tamiz para una textura más suave.
Preguntas frecuentes
¿Puedo hacer el mole menos dulce?
Sí. Reduce la cantidad de pasas o usa menos chocolate. Ajusta poco a poco y prueba.
¿Se puede preparar con antelación?
Totalmente. De hecho, el mole suele saber mejor al día siguiente porque los sabores se asientan.
¿Puedo usar otros frutos secos?
Sí. Nueces, cacahuates (maní) o pistaches funcionan, pero cambian el perfil de sabor. Las almendras son clásicas.
¿Qué carne combina mejor?
Pollo deshebrado es clásico; res estofada o pierna también quedan espectaculares. Para opción vegetariana, saltea champiñones y sirve con mole.
¿Puedo hacer la receta en menos tiempo?
Puedes reducir el tiempo de cocción, pero perderás complejidad. Si vas apurado, cocina al menos 1 hora y prueba.
Conclusión
Este mole casero es una celebración de sabores mexicanos: profundo, especiado, ligeramente dulce y con una textura aterciopelada que enamora. Prepararlo es un acto de amor —tostar, mezclar y cocinar a fuego lento— que recompensa con comidas memorables. Anímate a probar esta receta: invita a alguien, comparte tortillas calientes y deja que las cucharadas hablen. Si la sigues, cuéntame cómo te quedó y qué variaciones hiciste. ¡Buen provecho! 🌽🍗🍫