Salsa casera para pizza (la original): ¡como la hacía la abuela!

¿Hay algo más reconfortante que el aroma de una pizza recién horneada saliendo del horno? Para muchos, preparar una pizza en casa es más que cocinar: es crear recuerdos, compartir con los seres queridos y, por supuesto, disfrutar de sabores auténticos. Y si hay un ingrediente que hace toda la diferencia, es sin duda la salsa casera para pizza.

Hoy te comparto una receta que ha pasado de generación en generación. No es complicada ni lleva ingredientes raros. Es sencilla, deliciosa y está llena de ese sabor casero que tanto nos gusta. Ideal para quienes valoran lo hecho en casa, con amor y con ingredientes frescos. Así que ponte el delantal, y vamos a preparar la salsa para pizza más rica y fácil del mundo.


¿Por qué te encantará esta receta?

Esta salsa casera para pizza tiene alma. Cada cucharada te transporta a esas tardes en casa de la abuela, donde todo olía a orégano, albahaca y tomate recién cocido. Es versátil, saludable, económica y, lo mejor de todo, ¡la haces tú mismo!

Lo especial de esta receta es que no depende de productos enlatados o conservantes. Aquí usamos tomates frescos, hierbas naturales y un toque de cariño. Además, al prepararla en casa, puedes ajustar el sabor a tu gusto: más dulce, más especiada, más suave… ¡tú mandas en tu cocina!


Ingredientes

Todos estos ingredientes están pensados para lograr el balance perfecto entre dulzura, acidez y aroma. Si te falta alguno, más abajo te doy algunas opciones para sustituirlos.

  • 500 g de tomates maduros (de preferencia tipo saladet o roma)
  • 1 cebolla pequeña, picada en cuadritos
  • 3 dientes de ajo, bien picados
  • 3 hojas de albahaca fresca
  • 1 hoja de laurel
  • ¼ cucharadita de orégano seco
  • Sal y pimienta al gusto
  • 1 pizca de bicarbonato de sodio (para reducir la acidez del tomate)
  • 2 cucharadas de aceite de oliva (puedes usar aceite de girasol si no tienes)

Opcional: una pizca de azúcar si los tomates están muy ácidos, o un toque de chile seco si quieres un toque picante.


Preparación paso a paso

A continuación, te explico cómo hacer esta deliciosa salsa casera para pizza, paso a paso, sin complicaciones.

1. Escaldar los tomates

Este paso es fundamental para quitarles la piel fácilmente y lograr una textura más suave.

  • Haz un corte en forma de cruz en la base de cada tomate.
  • Colócalos en agua hirviendo durante 1 minuto.
  • Sácalos con una espumadera y pásalos de inmediato a un recipiente con agua fría.
  • Pela los tomates (la piel se desprende sola) y tritúralos ligeramente con las manos o un tenedor. No hace falta que queden perfectos.

2. Sofreír los aromáticos

Aquí es donde se empieza a crear el sabor base de la salsa.

  • En una olla mediana, calienta las 2 cucharadas de aceite a fuego medio.
  • Agrega la cebolla picada y sofríe hasta que esté translúcida (unos 5 minutos). No la dejes dorar demasiado.
  • Añade los dientes de ajo picados y cocina 1 minuto más. El ajo debe perfumar, no quemarse.

3. Incorporar los tomates y las hierbas

  • Agrega los tomates triturados a la olla.
  • Incorpora las hojas de albahaca, el laurel y el orégano.
  • Salpimenta al gusto. Si los tomates están muy ácidos, puedes añadir una pizca de azúcar.

4. Cocinar a fuego lento

  • Deja que la salsa se cocine a fuego medio-bajo durante 30 a 40 minutos.
  • Remueve de vez en cuando para que no se pegue.
  • Hacia el final, retira la hoja de laurel y añade la pizca de bicarbonato para reducir la acidez. Verás que la salsa burbujea un poco: ¡es normal!

5. Textura final

  • Puedes dejar la salsa tal cual, con trocitos (más rústica), o licuarla si prefieres una textura suave y homogénea.

¡Y listo! Ya tienes tu deliciosa salsa casera para pizza, lista para usar o guardar.


Consejos para servir y conservar

Una buena salsa casera para pizza merece ser bien aprovechada. Aquí te dejo unos tips:

Cómo usarla

  • Unta la salsa sobre la base de pizza antes de hornear.
  • También queda deliciosa como salsa para paninis, empanadas, calzones o como dip para palitos de pan.

Cómo conservarla

  • Deja que la salsa se enfríe completamente antes de guardarla.
  • Guárdala en un frasco o recipiente hermético (preferiblemente de vidrio).
  • Dura hasta 4–5 días en el refrigerador, si está bien tapada.
  • ¿Quieres conservarla más tiempo? Congélala en porciones. Te durará hasta 3 meses.

Notas útiles y variaciones

¿No tienes todos los ingredientes? No pasa nada.

  • Si no tienes albahaca fresca, usa ½ cucharadita de albahaca seca.
  • En vez de cebolla blanca, puedes usar morada o cebolla de cambray.
  • Para una versión más italiana, añade una pizca de romero o tomillo seco.

Adaptaciones según dieta

  • Versión vegana: Ya lo es, naturalmente.
  • Sin gluten: También es apta para celíacos. Solo cuida lo que acompañes con ella.
  • Sin ajo o sin cebolla: Puedes eliminarlos y seguirás teniendo una buena base.

Preguntas frecuentes (FAQs)

¿Puedo usar tomates enlatados en lugar de frescos?

Sí, pero si tienes tomates frescos maduros, el sabor será más natural y dulce. Si usas enlatados, elige los que vienen enteros pelados y sin sal añadida.

¿Por qué se le pone bicarbonato?

El bicarbonato de sodio ayuda a neutralizar la acidez del tomate. Basta con una pizca al final de la cocción.

¿Puedo hacer esta salsa más espesa?

Claro, simplemente cocina la salsa más tiempo para que se evapore más líquido. También puedes añadir una cucharada de puré de tomate concentrado.

¿La puedo licuar?

¡Por supuesto! Si prefieres una textura más fina, licúa la salsa una vez cocida. Incluso puedes colarla si deseas una consistencia tipo puré.

¿Esta salsa sirve para otras recetas?

¡Sí! Va perfecto con pastas, arroz blanco, lasaña, albóndigas, berenjenas rellenas y mucho más.


Información nutricional (aproximada por porción de 2 cucharadas)

  • Calorías: 35 kcal
  • Grasas: 2 g
  • Carbohidratos: 4 g
  • Azúcares naturales: 2 g
  • Proteínas: 0.5 g
  • Apta para niños, ligera y natural.

Conclusión y llamada a la acción

Hacer tu propia salsa casera para pizza no solo es fácil, sino que también transforma por completo el sabor de tus comidas. Es una forma de volver a lo simple, a lo hecho en casa, a lo que se cocina con calma y con cariño. Esta receta es un básico que, una vez que la pruebas, ya no querrás volver a comprar salsa envasada.

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