Tortilla de verduras nutritivas (baja en calorías)

¿Por qué te encantará esta receta?

Hay recetas que se vuelven un abrazo en forma de comida, y esta tortilla de verduras nutritivas es una de ellas. No importa si estás en México, en España, en Chile o en cualquier rincón de Latinoamérica: una tortilla siempre nos recuerda a la cocina casera, a ese olor que se cuela por toda la casa y nos hace decir “ya casi está lista”.

En mi caso, esta receta nació un día en que quería algo ligero, pero que no me dejara con hambre. Abrí el refrigerador y vi repollo, espinaca, zanahoria… y tres huevos que me estaban esperando. El resultado fue una tortilla suave, colorida, llena de sabor y, lo mejor, baja en calorías pero alta en cariño.

Además, esta es una receta perfecta para quienes quieren comer más verduras sin sentir que están “a dieta”. Es versátil, se adapta a cualquier momento del día —desayuno, comida o cena— y es tan fácil que hasta los que dicen “yo no sé cocinar” la pueden preparar sin miedo.


Ingredientes

Para preparar esta tortilla de verduras nutritivas necesitarás:

  • 200 g de repollo finamente picado – Aporta fibra y textura.
  • 3 huevos – La base que da estructura y proteína.
  • ½ cebolla picada – Sabor y aroma inconfundibles.
  • ½ zanahoria rallada – Dulzor natural y color vibrante.
  • ¼ taza de espinaca fresca picada – Vitaminas y verde al plato.
  • ¼ taza de harina de avena – Para espesar y añadir fibra.
  • ¼ taza de leche – Puede ser de vaca o vegetal.
  • 1 cucharadita de sal – Ajusta al gusto.
  • ½ cucharadita de pimienta negra – Toque aromático.

Notas de sustitución:

  • Si no tienes harina de avena, usa pan rallado integral o harina de trigo.
  • La leche puede ser de almendra, soya o avena para una versión sin lácteos.
  • Cambia el repollo por calabacín o brócoli picado para variar.

Preparación paso a paso

  1. Lava bien las verduras.
    El repollo, la zanahoria y la espinaca deben estar limpios para garantizar frescura y sabor. Un tip: añade unas gotitas de vinagre al agua para eliminar impurezas.
  2. Prepara los ingredientes.
    • Pica finamente el repollo y la espinaca.
    • Ralla la zanahoria.
    • Pica la cebolla en cubitos pequeños para que se integren bien.
      Este paso asegura que la tortilla quede suave y con una textura agradable.
  3. Bate la base.
    En un bol grande, bate los huevos hasta que estén espumosos. Añade la leche, la harina de avena, la sal y la pimienta. Mezcla hasta obtener una masa homogénea y sin grumos.
    Truco casero: si dejas reposar la mezcla 5 minutos, la harina absorbe mejor la humedad y la tortilla queda más consistente.
  4. Incorpora las verduras.
    Agrega el repollo, la cebolla, la zanahoria y la espinaca al batido. Revuelve con una cuchara de madera hasta que todo quede bien repartido. La mezcla debe ser espesa pero fluida.
  5. Calienta la sartén.
    Usa una sartén antiadherente y añade unas gotas de aceite de oliva. Calienta a fuego medio-bajo para evitar que la tortilla se queme por fuera y quede cruda por dentro.
  6. Forma las tortillas.
    Con una cuchara grande, coloca porciones de la mezcla en la sartén. Aplana suavemente para darles forma redonda. Cocina 2-3 minutos por cada lado, hasta que estén doradas y firmes.
  7. Sirve y disfruta.
    Retira las tortillas y colócalas sobre papel absorbente si quieres eliminar el exceso de aceite. Sirve calientes con acompañamientos como yogur natural, guacamole ligero o una ensalada fresca.

Consejos para servir y conservar

  • Para servir: me encanta colocarlas en un plato grande, decoradas con hojas de cilantro o perejil fresco. Un chorrito de limón justo antes de comerles realza el sabor.
  • Acompañamientos:
    • En el desayuno: con pan integral tostado y café.
    • En la comida: con arroz integral o una sopa ligera.
    • En la cena: con ensalada de tomate y aguacate.
  • Para conservar: guárdalas en un recipiente hermético en el refrigerador por hasta 3 días. Para recalentarlas, usa sartén o microondas, pero si quieres que queden crujientes, mejor el sartén.

Notas útiles y variaciones

  • Versión vegana: sustituye los huevos por una mezcla de harina de garbanzo y agua (3 cucharadas de harina + 6 cucharadas de agua por cada huevo). Usa leche vegetal.
  • Sin gluten: asegúrate de que la harina de avena esté certificada como libre de gluten.
  • Extra proteínas: añade queso fresco desmenuzado o trocitos de pechuga de pollo cocida.
  • Para niños: corta las tortillas en formas divertidas con moldes de galletas para que las coman con más gusto.

Preguntas frecuentes (FAQs)

1. ¿Puedo hacer la tortilla sin harina?
Sí, pero la harina ayuda a unir las verduras y le da mejor textura. Si no la usas, cocina a fuego más bajo para que no se desarme.

2. ¿Se puede hornear en lugar de freír?
Claro. Coloca la mezcla en un molde engrasado y hornea a 180 °C por 20-25 minutos. Queda como una frittata ligera.

3. ¿Qué otras verduras puedo usar?
Calabacín, champiñones, pimientos o brócoli picado son excelentes opciones.

4. ¿Es apta para dieta baja en carbohidratos?
Si sustituyes la harina de avena por harina de almendra o coco, sí puede adaptarse a una dieta low carb.

5. ¿Puedo congelarlas?
Sí, envuélvelas individualmente en papel encerado y guárdalas en bolsas herméticas. Duran hasta 2 meses congeladas.


Información nutricional aproximada (por porción)

  • Calorías: 120 kcal
  • Proteínas: 7 g
  • Grasas saludables: 6 g
  • Carbohidratos: 10 g
  • Fibra: 3 g

Esta tortilla de verduras nutritivas es perfecta si buscas una comida baja en calorías, rica en fibra y con proteínas de buena calidad. Ideal para niños, adultos y personas que quieren cuidar su alimentación sin sacrificar sabor.


Conclusión

La cocina saludable no tiene que ser complicada ni aburrida. Esta tortilla de verduras nutritivas es la prueba de que con ingredientes sencillos y un poco de cariño puedes preparar un plato que alimente el cuerpo y el corazón.

Si la pruebas, cuéntame cómo te quedó y qué variaciones hiciste. Y si tienes a alguien a quien quieras consentir, invítalo a comer y sorpréndelo con estas tortillas llenas de color y sabor. Porque al final, cocinar es compartir.

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